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miércoles, 27 de agosto de 2014

TÚ NO LO SABES




Espero cada día,
henchida de impaciencia,
con la ilusión ingenua
de mirarte a los ojos
y no hallar el adiós
-aquel adiós antiguo-
que te busca en el tiempo.

Espero tu regreso,
con esa mansedumbre
que propician los días
de nieblas y de ausencia,
oculta tras la máscara
que tú tan bien conoces,
simulando alegría.

Espero dulcemente.
Todavía tu ternura
perdura en la memoria
y me duelen los besos
ahogados en mis labios.

Espero pues que adviertas
que te sigo esperando.
Que aguardo cualquier signo,
ademán o detalle,
que me indique que aún
hay sueños que traspasan
nuestra fría distancia.

Te espero todavía
y, de tanto esperarte,
se me llega el invierno
y me hiela las venas.
Me ha gritado tu nombre
el viento de Levante
y he sentido un espasmo.

Hoy te espero valiente,
-aunque ayer me inquietases-
con el alma dispuesta
a remontar tormentas,
a retar a la vida
y salir a la calle
a gritar que te quiero.

A pintarlo en el aire;
a decirlo a la lluvia
y a la aurora brillante;
susurrarlo al oído a la brisa
y al aire, cuando llegue curioso
al final de la tarde.

Así todos sabrán
que te sigo queriendo.

Sólo tú no lo sabes.


Sofia B. © 2004

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