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jueves, 27 de noviembre de 2014

roy orbison - california blue (with lyrics)

JOSE AGUSTÍN GOYTISOLO, un poeta humanista y comprometido




ASÍ...

Algunas veces llego
presuroso, rodeo
tus rodillas, toco
tu pelo. ¡Ay Dios, quisiera
decirte tantas cosas!
Te compraré un pañuelo,
seré buen chico, haremos
un viaje....No sé,
no sé lo que me pasa.

Quiero morir así,
así en tus brazos.




CUANDO TODO SUCEDA

 
Digo: comience el sendero a serpear
delante de la casa. Vuelva el día
vivido a transportarme
lejano entre los chopos.

Allí te esperaré.

Me anunciará tu paso el breve salto
de un pájaro en ese instante fresco y huidizo
que determina el vuelo,
y la hierba otra vez como una orilla
cederá poco a poco a tu presencia.

Te volveré a mirar, a sonreír
desde el borde del agua.
Sé lo que me dirás. Conozco el soplo
de tus labios mojados:
tardabas en llegar. Y luego un beso
repetido en el río.

De nuevo en pie siguiendo tu figura
regresaré a la casa lentamente
cuando todo suceda.


EL OFICIO DEL POETA

 
Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.

La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.



DONDE TÚ NO ESTUVIERAS

Dónde tú no estuvieras,
como en este recinto, cercada por la vida,
en cualquier paradero, conocido o distante,
leería tu nombre.

Aquí, cuando empezaste a vivir para el mármol,
cuando se abrió a la sombra tu cuerpo desgarrado,
pusieron una fecha: diecisiete de marzo. Y suspiraron
tranquilos, y rezaron por ti. Te concluyeron.

Alrededor de ti, de lo que fuiste,
en pozos similares, y en funestos estantes,
otros, sal o ceniza, te hacen imperceptible.

Lo miro todo, lo palpo todo:
hierros, urnas, altares,
una antigua vasija, retratos carcomidos por la lluvia,
citas sagradas, nombres,
anillos de latón, sucias coronas, horribles
poesías...
Quiero ser familiar con todo esto.

Pero tu nombre sigue aquí,
tu ausencia y tu recuerdo
siguen aquí.

                               ¡Aquí!

donde tú no estarías,
si una hermosa mañana, con música de flores,
los dioses no te hubieran olvidado.

lunes, 24 de noviembre de 2014

SI DE SED..




Si de sed muero
al lado de la fuente,
no has de llorarme.

Si el mundo ríe
al pie de mi agonía,
no sientas pena,

que esta tragedia
que un día fue alegría
pagada queda.




Sofía B.©

miércoles, 12 de noviembre de 2014

¿QUÉ ESPERABAS DE MÍ?





¿Qué esperabas de mí? Tal vez la magia
que transformase caprichos del destino.
Qué  podría importarte, si éramos tan distintos,
incluso cuando te convertías en agua para mi chocolate.
¿Qué podrías esperar, desde el rincón prohibido?
Desde aquella distancia que siempre protegías
con murallas ocultas.

No era amor, aún cuando lo nombrases.
Nunca fue amor, elucubro,
desde la perspectiva de la distancia
y de este fugaz  destello de la memoria,
que a veces sopla horas felices y en ocasiones
llueve una atroz nostalgia. Nostalgia que al fin determina
que persisto enferma de tu ausencia. Hoy mismo,
me confirma la luna que este dulce mareo,

que me empuja hasta el lugar prohibido en la memoria,
procede de la semilla que resiste ahogada,
en espera del beso de la lluvia.

(A la sombra de Belisama)

Sofía B.© 2012

sábado, 8 de noviembre de 2014

Edith Piaf - La boheme

CANCIÓN DEL AMOR LEJANO




Ella no fue entre todas, la más bella,
pero me dio el amor más hondo y largo.
Otras me amaron más, y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.

Acaso fue porque la amé de lejos,
como una estrella desde mi ventana...
Y la estrella que brilla más lejana
nos parece que tiene mas reflejos.

Tuve su amor como una cosa ajena
como una playa cada vez más sola,
que únicamente guarda de la ola
una humedad de sal sobre la arena.

Ella estuvo en mis brazos sin ser mía,
como el agua en un cántaro sediento,
como un perfume que se fue en el viento
y que vuelve en el viento todavía.

Me penetró su sed insatisfecha
como un arado sobre la llanura,
abriendo en su fugaz desgarradura
la esperanza feliz de la cosecha.

Ella fue lo cercano en lo remoto,
pero llenaba todo lo vacío,
como el viento en las velas del navío,
como la luz en el espejo roto.

Por eso aún pienso en la mujer aquella,
la que me dio el amor más hondo y largo...
Nunca fue mía. No era la más bella.
Otras me amaron más ... Y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.


José Ángel Buesa

miércoles, 5 de noviembre de 2014