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domingo, 24 de agosto de 2014

POEMAS DE MIGUEL ÁNGEL




Tú; tus manos; dos pájaros soñando;
Me asombra ver en ellas
esa extensión de camposanto,
el olor de la pólvora en sus huellas,
las cruces sin nombre donde antaño
alguna vez tuvieron sentido los caminos.

Todo esto en las palmas de tus manos,
esos dos universos malheridos
por un punto y aparte, separados.

Espero el despertar de su letargo:
Dos gaviotas virando a contraviento,
alzan el vuelo y trazan en el aire
sobre un surco olvidado un viejo sueño,
y mientras vuelan sangran:
La herida del recuerdo
aún no está cerrada.

Cuando por fin se posan en la repisa blanca
vacía de palabras,
de dos luceros llueven las lágrimas azules
que transforman aquel papel sin vida
en Mar enamorado de la orilla,
que va dejando huellas
de versos por la playa.

Y sucede el milagro:
El trágico momento
en que tú, sin tus manos,
describes con el vuelo de tus pájaros
el dolor de un poema
escrito sin palabras.

Miguel Ángel W. Mawey nov 09



¿Quién ha crecido
por encima del límite del árbol seco,
más allá del dolor y de la espina,
hasta sembrar los surcos de su mano
con una soledad terrible y sin sentido?

¿Quién ha dejado
los giros caprichosos de la infancia
y aquella habitación, vacía de sonrisas,
para seguir un trazo gris y sin futuro,
en una obligación constante, humillante?

¿Quién ha olvidado
el agua, la semilla y su futuro,
el candor de una estrella,
la luna del lobo, su triste aullido?

¿Quién regresa
con la palabra herida
al viejo campo yerto, fugitivo,
para robar un poco de esperanza
al fruto del olvido?

Somos nosotros...
que hemos envejecido.

Miguel Ángel W. 6 marzo 2007

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