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martes, 31 de marzo de 2015

LUNA DE OTOÑO





Cuántas letras que se quedaron sueltas
sin remedio.
Cuánta vida que pudo ser raíz
y es hoy astilla.
(Violeta Luna)

No recuerdo su última mirada.
Es hoy luna de otoño,
oculta entre las nubes,
sofocada su orla plateada
al igual que los sueños, 
cuyas cenizas
ha dispersado el viento,
sin excesos, ni rabia.

Arrancadas las sombras
junto con los deseos,
para alojar la calma,
he borrado uno a uno cada surco
que dejaron las lágrimas
que llevaban su nombre.
Uno a uno, he ido recogiendo
los vidrios rotos de la esperanza;
y ahora yacen fríos, yertos,
entre tantos desechos,
sobre cualquier calzada.

Sofia B. © 2010

sábado, 21 de marzo de 2015

HABLÉ DE TÍ





Ayer le hablé de ti a la madrugada.
Al dolor que me asalta, y al desvelo
que nace de tu ausencia, y hasta al duelo
que reposa, al bies de mi almohada.

Hablé de ti a las luces, a las sombras;
a la argentina luz de la mañana,
a la ardiente pasión y al cruel deseo;
a mi profunda sed y a la nostalgia.

A las aceras, a las vallas.
Al río que nos lleva.
A los anuncios breves,
por palabras.

Al amor que aún no te he confesado.
A tu tibieza.
Al triunfo de la razón
y a mi tristeza.

De ti le hablé a la luna,
a las estrellas.
Ofrecí mi regazo a la ternura,
sangré hasta la vergüenza;

sollocé amor al viento
y sentí el desaliento
que vence
cuando ya no se sueña.

S. Barral ©

CUENTO SOBRE EL AMOR Y LA LOCURA....




Hoy quiero dejar aquí un hermoso cuento cuya autoría desconozco, pero que cualquiera hubiésemos deseado haber escrito...


Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre. Cuando el aburrimiento bostezaba por tercera vez, la locura como siempre tan loca propuso: Vamos a jugar al escondite. La intriga levantó el ceño extrañada y la curiosidad sin poder contenerse preguntó:
¿Al escondite? ¿Y eso cómo es?

Es un juego, explicó la locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden, y cuando ya haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego. El entusiasmo bailó secundado por la euforia y la alegría dio tantos saltos que terminó de convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre la hallaban, y la soberbia pensó que era un juego muy tonto, en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella, y la cobardía prefirió no arriesgarse.
Uno, dos y tres, empezó a contar la locura.

La primera en esconderse fue la pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se encontró tras la sombra del triunfo, quien por su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, que si un lago cristalino para la belleza; que si la hendija de un árbol: perfecto para la timidez; que si el vuelo de una mariposa: lo mejor para la voluptuosidad, que si una ráfaga de viento: magnífico para la libertad, y así terminó en ocultarse en un rayito de sol.

El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero solo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris, y la pasión y el deseo en el cuarto de los volcanes. El olvido, se me olvidó donde se escondió, pero, eso no es lo importante. Cuando la locura estaba contando 999.999, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo estaba ocupado, hasta que al fin divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.

Un millón contó la locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza solo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre zoología y a la pasión y el deseo las sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo. El egoísmo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió de su escondite, resultó ser un nido de avispas.

De tanto caminar, sintió sed y al acercarse al lago descubrió la belleza, y con la duda resultó todavía más fácil, la encontró sentada cerca sin decidir aun de que lado esconderse.
Así fue encontrando a todos. El talento, entre la hierba fresca, a la angustia, en una oscura cueva, a la mentira, detrás del arco iris, mentira si estaba en el fondo de los océanos, y hasta encontró al olvido, ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos.

Pero solo el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en las cimas de las montañas, y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del amor. La locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra: El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.

miércoles, 18 de marzo de 2015

ESPECTRO II



No me mires así,
no te sorprendas.
Cierto que creí posible
encontrar el resquicio
por el que colarme hasta tu estancia
y, una vez allí, susurrarte al oído
o situarme tras de ti, en el espejo,
probando a ser yo quién,
por una vez, se mimetiza.
Pero, no me escuchas.
Seguirás apareciendo una y otra vez
tras de mi, ante el espejo,
recordándome, que precisas de mí
del mismo modo que yo
te necesito, como al aire
que me otorga la vida.

Sofia B. © 2015

domingo, 15 de marzo de 2015

ESPECTRO





Acabo de mirarme en el espejo
y he observado tu sombra, vaga,
intentando ocultarse tras de mí.
En la boca, un rictus risueño
o tal vez una irónica mueca.
Estás ahí, a mi pesar y a pesar
de todos mis conjuros.
Tímidamente te manifiestas,
intentando asaltarme por sorpresa.
La mirada de tus ojos hermosos,
que un día exorcizaron
mis temores mas escondidos,
pervive, dueña de mi voluntad.
No me mires así, no sonrías
de ese modo. Yo seré
aquello que desees,
compañera o amante,
amiga o tan solo la mujer
que un día te observaba,
desde la acera de enfrente
y te ofrecía su mano
por si la precisabas
para seguir la ruta.


Sofia B. © 2015

jueves, 12 de marzo de 2015

LOS BESOS (de LOURDES CAÑELLAS HAMUD)




Yo disecciono este absurdo gesto humano,
llego hasta sus raíces
transito sus vacíos
hasta que ya no existen.
Analizo su esencia y me convenzo
del complejo rito de músculos,
múltiples, minúsculas tensiones
inútiles como danza de olas,
inocuas como hojas en el viento.
Yo intento comprender el acto de tus labios,
el juego de tu boca en el instante.
Tú traes tantos recuerdos en los ojos,
y vienes de otro tiempo desde donde me amabas,
- A veces no me reconoces-
Tu soledad ignora la soledad que besa.

Yo reduzco este absurdo acto humano,
a un caprichoso Impulso,
un triste gesto como alzar una mano,
una extraña rareza de la especie.
Yo observo la conducta de tus labios,
separo los átomos de su inofensiva nada
y  encuentro allí una entraña oscura
un dolor completo, inexplicable,
la soledad redonda
de algún animal incomprensible
que se sabe perdido.

Lourdes Cañellas Hamud

jueves, 5 de marzo de 2015

Y FUE ASÍ






Y fue así que amé,
con decisión, sin dudas.
Con valentía. Amé con la osadía
de quién nada tiene que perder,
ignorando la alarma viva que,
aunque tardía, asomó
con los primeros signos del desastre.

Elegí el camino más incierto,
el más expuesto, el menos seguro.
Elegí incertidumbre, frente a certeza,
el poema, frente al deseo.

Venía yo de vivir el amor,
en toda su intensidad,
en todos sus colores,
en todas sus ficciones.

Venía de pactar con el dolor
y de plantar acacias,
en viejos lodazales.
Así que, nuevamente

me conformé con conservar
algunas fotos antiguas,
unas pocas canciones

que habían formado parte
de nuestra B.S.O.
y una sonrisa, firme,
nacida entre las lágrimas.

Sofia B. ©