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viernes, 31 de julio de 2015

AÑORANZA





(A Pedro J. G.)

¿Recuerdas? Claro que sí,
soy aquella muchacha de ojos soñadores
y mirada enamorada. Esa que tantas veces
te hizo su confidente, sin saber del dolor
que te causaba, hasta aquel día, en el que
todo saltó en pedazos. La presumida, la coqueta,
la que se iba mirando en los cristales de los escaparates
y ¡cómo sonreías! mientras yo, ruborizada,
fingía no darme cuenta. ¡Qué lejos queda todo!
y sin embargo parece tan cercano. Soy la misma,
pero me cuelga del corazón una mochila,
que demasiado pesada, que apenas me permite
seguir caminando. Soy la misma, pero mis ojos
han perdido parte de su brillo y mi mirada
se ha llenado de ternura y compasión
por tanto y tanto. Ya no me miro en los escaparates,
apenas furtivamente en el espejo antes de salir,
y solo presumo de haber mantenido intacta
la esencia, que me hace sentir que vivir,
ha merecido la pena.


Sofía B. ©


jueves, 30 de julio de 2015

SORTILEGIO


Fotografía: Maribel G.



Vino a buscarme
y, como en un sortilegio,
volvió a embrujarme.


Sofía B.©

MI ENSUEÑO







Entre mis brazos
mi ensueño en su pureza.
¡Grande belleza!

Sofía B.©

martes, 28 de julio de 2015

UNA HISTORIA DE REGRESO...





                                            Sofía B.

No sabía porqué había aceptado viajar allí. Precisamente allí, a donde no había vuelto desde entonces. Habían transcurrido muchos años….casi diez, pero ahora, pareciera que todo hubiese ocurrido ayer.

En realidad, fue su chica quien insistió en hacer el viaje y él no encontró argumentos para oponerse, así que…allí estaban, de vuelta en el lugar donde todo empezó.

Se había prometido dotar al viaje de absoluta normalidad. Al fin y al cabo, había transcurrido tiempo más que suficiente para que todo estuviese olvidado. Tenía otra pareja y aunque cierto era que no estaba loco de amor por ella, si que la quería a su manera y se sentía acompañado y muy mimado.

Habían llegado el día anterior por la noche, así que por la mañana decidieron no madrugar. Descansaron hasta bien entrado el mediodía y después bajaron a tomar el vermut en las inmediaciones del hotel, que tenía una situación privilegiada. La gente iba y venía del trabajo y pasaban ante ellos con caras de aburrimiento o cansancio. Pensó en lo mucho que le gustaba el lugar y cómo lo había proscrito desde que ELLA desapareció de su vida. Recordaba como no era capaz de pensar en volver, porque ELLA estaba en cada calle, en cada rincón, en cada semáforo… Estaba en cada lugar de los que visitaron y también en todos los que visitó después, llevándola todavía a su lado, aunque ya no estuviese.

Pasaron la tarde callejeando y aprovecharon para visitar lugares conocidos y comprar algún capricho y también los regalos de rigor. Se pasearon por las tiendas más exclusivas e incluso cayeron en la tentación de una tienda vintage de precios igualmente exclusivos. Después, recorrieron los mercadillos de oportunidades, de precios irrisorios. Así fue transcurriendo la tarde y llegó la noche.

Planearon ir a cenar y después lo que fuese surgiendo, así que se arregló de un modo informal, a la par que ella también lo hacía. Habían alquilado un coche y cuando ella le preguntó si tenía algún destino preferido, él se encogió de hombros y le dijo: “sin preferencias”. Se subieron al coche, él con curiosidad y cierto temor, pero pronto lo desechó e implantó una idea en su mente: cualquier lugar será interesante. Lástima que las ideas no siempre triunfen y la mente, a veces, juegue malas pasadas.

Estaban allí, en aquel lugar, donde estuvo con ELLA, en aquel tiempo en que todo era perfecto. Cuando el sol brilló como nunca. Cuando la luna se salía del firmamento para alumbrarles “de un modo especial”. Dónde la palabra “AMOR” cobró un nuevo significado. Pensó que no deberían estar allí, que aquello era algo así como una profanación. Pensó que ella tal vez estaría notando su confusión, su tristeza…

El paseo invitaba a recorrerlo y era el mismo que un día  transitaron, cuando ELLA era todo lo que precisaba para ser feliz y también el eje sobre el que giraba el mundo.

Caminaron juntos y pensó tomarla de la mano pero, al fin, no pudo  evitar la huida… No imaginaba, ni remotamente, que seguía tan viva en él. Se sintió miserable, cuando ella le miró con sus hermosos ojos soñadores, húmedos de tristeza. Hubiera querido decirle:

-No, no imagines cosas. Te quiero y no hay nada que pueda con eso.

Hubiera deseado no sentir el deseo de decirle:

-Lo siento, sigo amándola a ELLA y así será hasta el fin de los tiempos....

Entonces, aquel hombre se acercó y les ofreció una acogedora marisquería gallega a precio razonable y todo se le revolvió y el mundo giró a velocidad vertiginosa.

Solo entonces supo porqué había vuelto…

Sofía B.®

jueves, 9 de julio de 2015

Dulce Pontes - Canção do Mar

A MI ME GUSTA...


                                          Fotografía: Sofía Barral

A mi me gusta su voz
y aun más que su voz, sus besos.
A mi me gustan sus ojos
cuando me miran traviesos.
A mi me gusta su pelo,
cuando lo remueve el viento,
que al caer como las hojas,
busca en los hombros su asiento.
A mi me gusta que sienta
y que lo plasme en sus versos
y percibir que ellos son
todo un haz de sentimientos.
A mi me gusta saber
que aunque se pierda en silencios,
a veces sus versos gritan,
mientras huyen de su pecho
y me alcanzan sus quejidos
y se mezclan con mis sueños.
A mi me gusta pensar
que mi camino y su tiempo
pasearán de la mano,
dulces, gráciles, ¡eternos!

Sofía B.®

martes, 7 de julio de 2015

POEMA PARA IR DE VIAJE (JUAN BALLESTER)





(Con todo mi cariño y mi respeto, cuando ya se ha cumplido un año desde que te nos fuiste, quede aquí mi pequeño homenaje al hombre bueno e inmenso poeta. Allá donde estés, Juan, un abrazo)



Con las maletas llenas de tu nombre,
de tu voz, de tu aliento, de tu piel
voy por la vida convertido en hombre,
voy por el mundo con sabor a miel.

Me basta ese equipaje, es suficiente
para dar testimonio de que existo:
con tu sola presencia tiendo un puente
y es nuevo el corazón con que me visto.

El billete que tengo es de primera,
pues de primera son mis esperanzas;
y con tu compañía, compañera,
las ilusiones no se tornan lanzas.

Ya no pierdo el andén, no miro trenes,
no viene un revisor a echarme a tierra;
tus manos, tus caricias son mis bienes,
he cambiado por paz mi antigua guerra.

Viajo al fin con asiento y ventanilla,
ya tengo a dónde ir, ya llevo un rumbo.
Al calor de tu pecho y tu mejilla
me mantengo al timón, no me derrumbo.

Tú eres mi corazón, lo que me mueve,
eres mi meta, y eres mi equipaje.
Qué importa ya que llueva, qué que nieve,
si estás en mi camino y voy de viaje.

© Ballester, 2005

viernes, 3 de julio de 2015

Reediciones de otoño (LAURA)





De vez en cuando se hace necesario
reeditar el alma.
Sacarla a pasear bajo la lluvia,
permitirle meter los pies al agua.
Dejarla extraviarse tras la hoja de otoño
que aspira a mariposa extemporánea.
Regalarle un algodón de azúcar
y treparla al carrusel de alguna plaza.
Darle permiso para irse de farra
y volver embriagada.
Invitarla a mirar la luna llena
de una noche de abril muy despejada.
Ir soltando sus trenzas en la brisa
para que se despeine libertaria.
Recordarle la letra de algún canto
que hace años no cantaba.
Llevarla por la calle de la mano
en sentido contrario a la manada.
Contarle un par de cosas al oído
que la dejen sorprendida y sonrojada.
Exaltarla con algún viejo poema
sobre revoluciones olvidadas.
Convidarla a un concierto a medio día
en la pérgola de alguna banda.
Relatarle una historia divertida
que la haga reír a carcajadas.
Y sentada en la mesa de un café
entregarle unas flores delicadas
mirándola a los ojos, frente a frente
y oyéndola con calma.
De vez en cuando, se hace necesario
reeditar el alma.

Laura