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martes, 28 de julio de 2015

UNA HISTORIA DE REGRESO...





                                            Sofía B.

No sabía porqué había aceptado viajar allí. Precisamente allí, a donde no había vuelto desde entonces. Habían transcurrido muchos años….casi diez, pero ahora, pareciera que todo hubiese ocurrido ayer.

En realidad, fue su chica quien insistió en hacer el viaje y él no encontró argumentos para oponerse, así que…allí estaban, de vuelta en el lugar donde todo empezó.

Se había prometido dotar al viaje de absoluta normalidad. Al fin y al cabo, había transcurrido tiempo más que suficiente para que todo estuviese olvidado. Tenía otra pareja y aunque cierto era que no estaba loco de amor por ella, si que la quería a su manera y se sentía acompañado y muy mimado.

Habían llegado el día anterior por la noche, así que por la mañana decidieron no madrugar. Descansaron hasta bien entrado el mediodía y después bajaron a tomar el vermut en las inmediaciones del hotel, que tenía una situación privilegiada. La gente iba y venía del trabajo y pasaban ante ellos con caras de aburrimiento o cansancio. Pensó en lo mucho que le gustaba el lugar y cómo lo había proscrito desde que ELLA desapareció de su vida. Recordaba como no era capaz de pensar en volver, porque ELLA estaba en cada calle, en cada rincón, en cada semáforo… Estaba en cada lugar de los que visitaron y también en todos los que visitó después, llevándola todavía a su lado, aunque ya no estuviese.

Pasaron la tarde callejeando y aprovecharon para visitar lugares conocidos y comprar algún capricho y también los regalos de rigor. Se pasearon por las tiendas más exclusivas e incluso cayeron en la tentación de una tienda vintage de precios igualmente exclusivos. Después, recorrieron los mercadillos de oportunidades, de precios irrisorios. Así fue transcurriendo la tarde y llegó la noche.

Planearon ir a cenar y después lo que fuese surgiendo, así que se arregló de un modo informal, a la par que ella también lo hacía. Habían alquilado un coche y cuando ella le preguntó si tenía algún destino preferido, él se encogió de hombros y le dijo: “sin preferencias”. Se subieron al coche, él con curiosidad y cierto temor, pero pronto lo desechó e implantó una idea en su mente: cualquier lugar será interesante. Lástima que las ideas no siempre triunfen y la mente, a veces, juegue malas pasadas.

Estaban allí, en aquel lugar, donde estuvo con ELLA, en aquel tiempo en que todo era perfecto. Cuando el sol brilló como nunca. Cuando la luna se salía del firmamento para alumbrarles “de un modo especial”. Dónde la palabra “AMOR” cobró un nuevo significado. Pensó que no deberían estar allí, que aquello era algo así como una profanación. Pensó que ella tal vez estaría notando su confusión, su tristeza…

El paseo invitaba a recorrerlo y era el mismo que un día  transitaron, cuando ELLA era todo lo que precisaba para ser feliz y también el eje sobre el que giraba el mundo.

Caminaron juntos y pensó tomarla de la mano pero, al fin, no pudo  evitar la huida… No imaginaba, ni remotamente, que seguía tan viva en él. Se sintió miserable, cuando ella le miró con sus hermosos ojos soñadores, húmedos de tristeza. Hubiera querido decirle:

-No, no imagines cosas. Te quiero y no hay nada que pueda con eso.

Hubiera deseado no sentir el deseo de decirle:

-Lo siento, sigo amándola a ELLA y así será hasta el fin de los tiempos....

Entonces, aquel hombre se acercó y les ofreció una acogedora marisquería gallega a precio razonable y todo se le revolvió y el mundo giró a velocidad vertiginosa.

Solo entonces supo porqué había vuelto…

Sofía B.®

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