Acabo de mirarme en el espejo
y he observado tu sombra, vaga,
intentando ocultarse tras de mí.
En la boca, un rictus risueño
o tal vez una irónica mueca.
Estás ahí, a mi pesar y a pesar
de todos mis conjuros.
Tímidamente te manifiestas,
intentando asaltarme por sorpresa.
La mirada de tus ojos hermosos,
que un día exorcizaron
mis temores mas escondidos,
pervive, dueña de mi voluntad.
No me mires así, no sonrías
de ese modo. Yo seré
aquello que desees,
compañera o amante,
amiga o tan solo la mujer
que un día te observaba,
desde la acera de enfrente
y te ofrecía su mano
por si la precisabas
para seguir la ruta.
Sofia B. © 2015
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