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lunes, 18 de mayo de 2015

DE NOCHE, TODAS LAS GATAS SON PARDAS....




Me sonrió desde la barra del bar donde me había parado a tomar una copa. Adela, mi novia, acababa de dejarme, y estaba dolido –sobre todo en mis carnes propias-.

La sonrisa de aquella rubia, de boca dibujada en rojo carmín y pechos firmes que asomaban por los balcones del escote de una camiseta de estilismo impecable, aunque poco discreto, me levantó al momento "la autoestima". Después…, bueno, después cuando se acercó y me susurró al oído “me gustas mucho” acabó de levantármelo todo. La invité a la copa que estaba tomando, y me sugirió:

- ¿Nos tomamos la última en mi casa?.

No pude negarme y caminé a su lado, abrazándola, oliendo su pelo y probando sus labios una y otra vez, como anticipo de lo que vendría después. Luego, ya el cortejo; nada lento y progresivo, no; más bien urgente y desesperado. Fue entonces cuando tropecé con aquello, que no tendría que haber estado allí. Me paré en seco y la miré, esperando una explicación que me permitiese seguir.

- No te preocupes cielo, apenas me faltan 300 euros para financiar la operación.

Sonreía como un ángel mientras esperaba, anhelante, mi respuesta.

- Ah, bueno, si es así….

Cuando me fui, por la mañana, no estaba seguro de casi nada.

Sofia B. © 2014

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