Hoy, que las nubes oscurecen el cielo
y la bruma se desplaza conmigo,
nos tropezamos en un lugar común.
Sin esperarlo, recibí de tus ojos
un rayo solidario de reconocimiento
y tus labios,-mujer anónima-,
dibujaron una leve sonrisa.
En segundos, devorada
por la marea humana, te perdiste.
Así, nunca sabrás que esa sonrisa
se hizo bonanza para mi tempestad
y ungüento de mis llagas.
He venido a manchar de gratitud
este papel, para guardar el sentir,
que engendró una mirada
-hecha soplo de brisa cálida-,
cuando flotando a la deriva,
me aferré al salvavidas de una sonrisa.
Sofía B.®
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