sábado, 13 de diciembre de 2014
DUERME AMOR
Brillan en la valla las salpicaduras saladas.
La puerta está cerrada ya.
Y el mar,
hirviente, irguiéndose y rompiendo contra los diques,
ha absorbido el sol salado.
Duerme amor...
No atormentes mi alma.
Ya se adormecen las montañas y la estepa
y nuestro perro cojo,
de lana enmarañada,
se tumba y lame su cadena salada.
Y el rumor de las ramas,
y el fragor de las olas,
y el perro encadenado,
con toda su expeeriencia,
y yo, con voz muy queda
y luego en un murmullo
y después en silencio
te decimos: duerme amor...
Duerme amor...
Olvida que estamos reñidos.
Imagina:
Nos depertamos.
Todo está lleno de frescor.
Tumbados en el heno.
Soñolientos.
Llega un olor a leche agria
desde abajo,
desde el sótano,
provocando el sueño.
Oh, cómo podría hacerte
imaginar todo esto
a tí,
a tí, desconfiada!
Duerme amor...
Sonríete entre sueños.
¡Deja de llorar!
Corta flores y piensa
en dónde las pondrás,
y cómprate un montón de vestidos bonitos.
¿Musitas?
Es el cansancio de tu sueño inquieto.
Envuélvete en el sueño, arrebújate en él.
Todo lo que se quiera se puede ver en sueños,
todo lo que anhelamos
cuando estamos despiertos.
No dormir es absurdo,
es incluso un delito:
lo que oculto llevamos
grita en nuestras entrañas.
¡Qué dificil les es a tus ojos
llevar tantas cosas!
Debajo de los párpados
sentirás el alivio del sueño.
Duerme amor...
¿Qué es lo que causa tu insomnio?
¿El bramido del mar?
¿El rogar de los árboles?
¿Un mal presentimiento?
¿La desvergüenza de alguien?
¿O, quizá no de alguien,
sino simplemente la mía?
Duerme amor...
No es posible hacer nada,
pero sabe que no es culpa mía esta culpa.
Perdóname - ¿me oyes? -.
quiéreme - ¿me oyes?-,
aunque solo sea en sueños,
¡aunque sólo sea en sueños!
Duerme amor...
Estamos en un mundo
que vuela enloquecido
y que amenaza estallar,
y es preciso abrazarse
para no caer en él,
y si hay que caer,
caigamos abrazados.
Duerme amor...
No te dejes llenar de rencor.
Que penetre en tus ojos el sueño suavemente
ya que es tan dificil dormir en el mundo.
Pero a pesar de todo
- ¿me oyes, amor?-,
duerme...
Y el rumor de las ramas,
y el fragor de las olas,
y el perro encadenado,
con toda su experiencia,
y yo con voz muy queda
y luego en un murmullo
y después en silencio
te decimos: duerme, amor...
E. Evtuchenko
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