Ando a vueltas con la musa.
Me hace muecas desde lejos
y su irónica sonrisa,
deja claro que no piensa
acudir en mi procura,
ante este duro estiaje,
que tanto y tanto me pesa.
Ahora, juega a esconderse
y pícara me atormenta,
desde este o aquel lugar.
Como en juego de estrategia
se manifiesta, burlándose
de mis miedos, con malicia.
Y, a vueltas ambas seguimos,
mientras que ella, traviesa,
sigue escondiendo los versos
que precisa mi codicia:
desmadejar la madeja,
siempre en busca de su extremo.
¡Cómo se agostan mis días!
¡Qué nostalgia de esos versos!
Sofia B.
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