A veces, obviamente Dios no existe, ni la tímida esperanza de la vida futura, la vida es fotosíntesis, carne que muere, dolor de la carne. y todos son los átomos, su cruda disciplina. Y en cuestión de materia y muerte no existe razón sobre la vida para que yo te ame. A veces, sin embargo, Dios lo es todo, con la misma fuerza que cuando no es nada, y asoma el milagro de las plantas, es obvio el sentido de los pájaros, y las células tienen el detalle de formarnos, de hacernos, de componer la sonrisa más allá del movimiento de las bocas. Tiene sentido del día y todo tiene un orden. Entonces puede que exista la ternura, y que algo de ese abstracto concepto del que algunos culpan al átomo primero, resida en ti. Y hasta puede que exista una razón oculta para los incrédulos, -simple cuestión de fe - para que yo te ame. LOURDES CAÑELLAS HAMUD