En los ojos llevaba el clamor
de aquellos que creyeron que el camino
sería punto de encuentro de los parias;
que todo estaba por ganar, que se podría.
Ahora, arrastra los pies sin convicciones,
caminando sin credo, en un desierto
vacío de impaciencias, desnudo de banderas.
Cada día aborta la memoria,
que pretende henchirle de nostalgias.
Este invierno viste de la certeza
de los sueños quebrados.
Esta niebla se traga lo que roza.
Sofia B. © 2015
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